Luego de más de 4 años desde la salida de Oblivion, Bethesda sacó a la luz su nuevo proyecto: Skyrim. Despues de meses de especulación y espera de sus fans, analizamos a continuación dicha entrega, considerada por muchos el mejor juego del año 2011.
Introducción:
El juego nos sitúa 200 años después de los eventos ocurridos en TES: Oblivion, en la región de Skyrim. Nuestro personaje es trasladado como un prisionero para ser ejecutado, cuando un enorme dragón irrumpe en la escena y nos permite escapar de nuestro destino. Es en ese momento cuando nos enteramos de nuestra verdadera identidad: un Dovahkiin, un ser humano con alma de dragón, y de nuestro objetivo: detener la invasión de los dragones, encabezada por Alduin, un antiguo dios, y poner fin a un ciclo de guerras entre humanos y dragones. Paralelamente a esto, el reino se encuentra bajo una guerra civil, entre aquellos que desean unirse al imperio, a cambio de protección pero siendo obligados a perder parte de su cultura, o a los rebeldes que desean permanecer independizados.
Jugabilidad:
La jugabilidad se mantiene bastante parecida a la de la antiguas entregas de Bethesda (Fallout 3 y Oblivion), aunque agrega ciertas características bastante satisfactorias. Podremos controlar ambas manos por separado, una con cada botón del mouse, lo que nos permite combinar el uso de armas, escudos y hechizos. Podremos utilizar un arma en cada mano, dos hechizos diferentes, un arma y un escudo, etc. Esto permite que el jugador tenga mas libertad al momento de decidir como encarar los combates. La dificultad es totalmente personalizable, permitiendo que desde los más novatos a los gamers hardcore puedan disfrutar del juego.
La exploración, por su parte, es idéntica a aquella del Oblivion, permitiéndonos movernos libremente por el amplio mapa del juego, ya sea a caballo o a pie, o utilizar un sistema de viaje rápido para llegar a las diferentes localizaciones del mapa (más de 200), aunque si o si debemos descubrirlas antes de poder viajar hacia ellas utilizando dicho sistema. Un agregado importante de esta entrega es la presencia de dragones, los cuales volaran libremente por el mapa, pudiendo atacar ciudades, pueblos, a otras criaturas e incluso a nosotros, lo que supondrá un combate feroz, pero que nos recompensará con la posibilidad de absorver su alma, lo que nos permitirá desbloquear nuevos “gritos” (poderes).
Somos libres de hacer lo que queramos. Podemos explorar el mapa a nuestro antojo, limpiar cuevas y fuertes tomados por enemigos, caminar por las ciudades y hablar con los ciudadanos, completar quests, tanto las principales como la gran cantidad de misiones secundarias, casarnos, unirnos a diferentes facciones, fabricar armas y armaduras, y trabajar para obtener ganancias. A si mismo, también podremos entrar a las ciudades y dedicarnos a masacrar a todos sus habitantes, y sembrar el caos por todo Skyrim. Las quests son de lo más variadas, hay algunas que debemos resolver robándole a otro NPC, buscando un objeto en una mazmorra, o cometiendo un asesinato. La realidad es que la cantidad de quests es infinita, ya que el sistema de “Radiant Quests” implementado por Bethesda permite que ciertas quests sean ideadas por el juego de acuerdo a nuestra reputación y lo lugares que hayamos visitado, además de aquellas predefinidas que son iguales para todos los jugadores.
Los NPCs, por su parte, mantienen el Radiant IA, el cual debutó en Oblivion, aunque dicho sistema se ha mejorado. Esto permite que cada uno de ellos mantenga una rutina propia: saldrán a cazar, recorrerán la ciudad, entraran en las tabernas, y realizaran actividades de acuerdo a su trabajo.
Se simplificó el sistema de niveles. Al momento de subir de nivel, tendremos disponible 1 punto para gastar entre una de las 18 habilidades (arquería, hechizos de destrucción, armas a 1 mano, bloqueo, etc), lo que nos permitirá desbloquear nuevos beneficios para nuestro personaje, y se quitó la posibilidad de poder mejorar las habilidades (como ser inteligencia, voluntad, agilidad, fuerza, etc), las cuales se resumieron a 3: salud, magia o resistencia.
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