Esta semana un grupo de usuario se alía con el mayor sindicato de Europa, el alemán IG Metall, para denunciar la precariedad laboral a la que en su opinión les somete la plataforma de vídeos.
“Ser un youtuber sólo parece ser un trabajo de ensueño, pero en realidad, estamos a merced de la arbitrariedad de una plataforma abrumadora“, se lamentaba hace unas semanas el alemán Jörg Sprave, de 54 años, fundador y cara visible desde su fundación en 2008 a una asociación llamada The Youtubers Union (sindicato de Youtubers en su traducción al español) que reúne a un grupo de personas que publican sus trabajos en Youtube y que están preocupados desde hace tiempo por las condiciones en que realizan su trabajo y la relación con el gigante de los vídeos en la Red.
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La cosa es simple, cuando se alcanza cierto número de seguidores y de visualizaciones en un canal, el creador de contenido puede pedir a YouTube participar de las ganancias que genera, principalmente a través de la publicidad antes, durante y después de los vídeos, esto se llama monetizar. Para algunas personas esto puede ser una fuente y se dedican a todo esto a tiempo completo.
Los propios youtubers reconocen que no son empleados, y denuncian lo que podría definirse como precariedad laboral.
Esto dice uno de los Youtubers: “No somos contratistas porque no tenemos independencia, por ejemplo, ni podemos irnos a otro medio en caso de que YouTube cierre nuestro canal o estemos insatisfechos. No hay opción a YouTube, y esto genera una dependencia similar a la de un trabajador asalariado. Es un nuevo tipo de relación que deben abordar los legisladores, los sindicatos y los economistas, como se generó una nueva relación al aparecer el trabajo asalariado en la Revolución Industrial. Porque lo único que es seguro es que habrá pronto otras muchas formas de trabajo digital similar, donde deben garantizarse los derechos de quienes trabajan, simplemente”.
“No hay opción a YouTube, y esto genera una dependencia similar a la de un trabajador asalariado”, dice otro youtubers.
Por eso ahora los youtubers reclaman sus derechos laborales y exigen una relación más de tu a tú con la empresa.
La otra verdad, es que Youtube ni Google prestaban mucha atención a estos temas de los youtubers.
La cosa es que presentaron a Youtube una serie de pedidos laborales y dieron un plazo a la plataforma para responder si accedía a negociar. Si YouTube se negaba o no respondía, entonces acudirían a los tribunales con dos acusaciones bajo el brazo, la primera, que los youtubers podrían ser falsos autónomos, y la segunda, que la empresa demandada estaría contraviniendo la normativa europea de protección de datos.
La amenaza surtió efecto y la respuesta de YouTube fue afirmativa. “Google asegura que tienen un gran interés en el éxito y satisfacción de los creadores de contenido, y por esta razón aprecian el interés recientemente expresado por los sindicatos en apoyar a dichos creadores”.
Que piden? mayor transparencia, que la compañía justifique los motivos por los que decide retirar un vídeo o evitar que sus visitas se traduzcan en ingresos para el creador, los youtubers demandan, además, “hablar con personas y no con máquinas” cuando se dirigen a los responsables de la compañía que publicita sus vídeos, finalmente, ser considerados como “verdaderos socios de la compañía” para la que ellos consideran que trabajan.