Dichas plataformas contarán con chipsets Based Z97 o H97 Serie 9, en realidad son mas datos sobre los chipsets, y no sobre las CPUs.
El Z97 impulsará las placas base de alta gama para los entusiastas de los PCs, mientras que el H97 será una opción estándar para el resto de usuarios.
Ambos tendrán soporte para el último SATA Express, por lo que alcanzarán velocidades de transferencia de datos de hasta 16 GB/s.
Esto es mucho más que los 6 Gbps alcanzados actualmente por el SATA III.
Afortunadamente, incluso si los nuevos chipsets o BIOS serán más rápidos, los chips Broadwell seguirán siendo compatibles con sockets LGA 1150.
Sólo habrá algunos beneficios adicionales, como el soporte para el sistema de protección de dispositivos de Intel con monitor de arranque (defiende contra el malware).
También se incluirán las tecnologías Intel Smart Response y Rapid Start (con función dinámica para compartir la caché).
En cuanto a las CPUs, estas mejorarán el rendimiento del procesador gráfico integrado (iGP, ya que no puede llamarse GPU) e incluso habrá memoria interna.
Ahora, dado que Intel se retirará de la industria de placas base, sus fabricantes de equipamiento original sólo se tendrán los unos a los otros para mantenerse contentos. La carrera entre Gigabyte y ASUS será la más feroz de todas.