Un tiroteo a manos de jóvenes brasileros de 17 y 25 años en Sao Paulo, y el más reciente a manos de un australiano de 28 en mezquitas neozelandesas, pusieron al periodismo de cabeza apuntando su cruz a los videojuegos del momento: Fortnite Battle Royale, Apex Legends, Call of Duty, entre otros.
Remontemos el triste recuerdo comparativo a la década de los 90, donde todo político a la moda culpaba a la música de Rock y a Marilyn Manson de faltas gravísimas cometidas por gente “influenciada” por lo anteriormente mencionado, siendo la masacre de Columbine el mayor de los exponentes.
Y es que no hay novedad, a cada crimen o delito grave, se le atribuye una contraparte perteneciente a alguna industria ajena a todo gobierno para eximir de toda culpa y cargo a quienes deben analizar detenidamente todo para plantearse donde se encuentra el verdadero motivo.
Medios de todos los países han replicado la comparativa entre el videojuego y estos asesinatos, y han hecho ojos ciegos a los factores que realmente los diferencian. Parece ser que la masacre en las mezquitas, no tuvieron nada que ver con el odio étnico y supremacía blanca. Los medios hicieron hincapié en que la transmisión parecía un shooter en primera persona. Lo comparan con un juego en el cual los personajes ni siquiera sangran. Pero la culpa es de los videojuegos. 50 personas murieron a manos de un tirador descontrolado. Pero la culpa es de los videojuegos.
Titula un medio argentino: “Masacre en Nueva Zelanda: del videojuego Fortnite a la vida real” luego dirán que no se encontró relación directa entre una asunto y el otro, pero el daño ya está hecho, con una nota plagada de capturas de pantalla de los juegos del momento desinforman a millones de personas adeptas a las notas emitidas por este y muchos otros medios, que lejos de la bandera política que acarreen, el hablar sin conocimiento de causa es más peligroso que un arma de fuego virtual.
La realidad es muy diferente a los videojuegos, hablamos de entornos socio-políticos, en los cuales la seguridad y las leyes de manejo de armas fallaron. Se omitieron los análisis acerca de la brutalidad y frialdad con la que fueron ejecutados los hechos, sencillamente se buscaron culpables en las industrias, que generaron estos pensamientos violentos que luego se vieron reflejados en un acto. No hay responsabilidad en las sociedades ni en los gobiernos, todo fue culpa de los videojuegos.
Fuente: Kiyoshi Uehara