Los documentos no redactados de la demanda de Arizona contra Google muestran que los ejecutivos e ingenieros de la compañía sabían que el gigante de las búsquedas había dificultado que los usuarios de teléfonos inteligentes encontraran los ajustes sobre la información de ubicación privada.
Los documentos sugieren que Google recopiló datos de ubicación incluso después de que los usuarios desactivaron el uso compartido de la ubicación, además de dificultar la búsqueda de la configuración de privacidad para los usuarios. Insider también informa que los documentos muestran que Google presionó a los fabricantes de teléfonos para que mantuvieran la configuración de privacidad oculta.
El fiscal general de Arizona, Mark Brnovich, presentó una demanda contra Google en mayo pasado, alegando que la compañía rastreó ilegalmente la ubicación de los usuarios de Android sin su consentimiento, incluso si los usuarios habían deshabilitado las funciones de rastreo de ubicación. La demanda sugirió que Google mantuvo el seguimiento de la ubicación ejecutándose en segundo plano para algunas funciones, y solo detuvo la práctica cuando los usuarios deshabilitaron el seguimiento a nivel sistema.
Los empleados de Google parecían reconocer que los usuarios se sentían frustrados por las agresivas prácticas de recopilación de datos de la empresa.