Hay ciertas constantes que todos damos por sentadas durante nuestra existencia y no ameritan mucha consideración: el sol va a salir todos los días, eventualmente todos vamos a morir, y KOEI TECMO va a seguir exprimiendo el género Musou con entregas regulares y redundantes hasta que sus franquicias eventualmente dejen de ser redituables. La última entrega del género es Samurai Warriors 4 Empires, desarrollado como siempre por la mano experta de Omega Force, nos llega este spinoff del Samurai Warriors 4 – II (Que salió al mercado a fines del 2014), y que es a su vez el primer Samurai Warriors Empires desde el ya distante Samurai Warriors 2 Empires en 2007.
El título consta de dos tipos de juego: Conquista y Génesis, el primero es un esbozo de modo historia, donde uno tiene que poner lo mejor de sí mismo para encontrarle algún sentido al desarrollo de la acción (Asumiendo que uno sienta la irrelevante necesidad de encontrarle un significado profundo a masacrar a miles de soldados). Tenemos la opción de elegir diferentes períodos históricos de Japón y un imperio durante esa época en particular para poder cumplir el objetivo establecido para tal región (el cual se puede resumir en destruir a uno o más imperios, y que por lo general se pueden completar en menos de una hora si se le pone ganas a la cosa), una vez cumplida esta misión el juego nos permite cerrar ese ciclo y comenzar otro período (o elegir otro imperio en el mismo), o continuar hasta lograr el dominio absoluto de Japón. El modo Génesis es básicamente lo mismo, con la diferencia que podemos distribuir los generales entre los ejércitos a nuestro gusto y placer, dándole un giro más libre a la cuestión. La acción en ambos modos de juego se desarrolla en dos fases las cuales se suceden y repiten ad nauseam: Conquista y Política.
El modo Conquista es el habitual modo batalla del género, el cual consiste en atacar una nación vecina (o en el peor de los casos defenderse de ataques de vecinos interesados en nuestros trabajos y nuestras mujeres) por medio de las típicas batallas de la saga, donde miles de enemigos son decimados por un general, y donde el lado más verídico y casi diría posiblemente educativo de la serie (Gran parte de los generales y los escenarios están basados en hechos reales) es llevado al medio del bosque y ejecutado como un animal viejo de circo que ya no puede hacer trucos. De todas maneras esas batallas son la esencia del género, y si bien el sistema de pelea fue modificado y enriquecido con el paso del tiempo para ofrecer algo de profundidad, el mismo no deja de volverse monótono después de algunas horas de juego. El sistema de combos utiliza solo dos botones, y si bien los resultados de los mismos son visual y tangiblemente satisfactorios (nunca deja de ser satisfactorio ver volar por los aires a docenas de enemigos) y la variedad de generales y ataques disponibles hacen que las cosas se mantengan relativamente dinámicas, es muy probable que solo los fanáticos más acérrimos del género puedan pasar más de una docena de horas con el título sin encontrarlo repetitivo, tedioso o en los casos más extremos, caer en coma.
La Política: Una de las características más vitoreadas por KOEI sobre esta entrega es la denominada “administración residencial”, parte vitalicia del costado estratégico del juego, y la cual se basa en manejar el costado político del imperio designando generales a diferentes áreas, como la agricultura, el desarrollo militar, diplomacia, etc. El sistema es representado de una manera sencilla e intuitiva por medio de diferentes habitaciones del castillo, lo cual le da un aire a La Casa de los Sueños de Barbie pero en el Japón feudal, y con muchos, muchos más cadáveres enterrados bajo los cimientos. Los generales designados a diferentes sectores deben tener afinidad entre ellos para que el desarrollo sea satisfactorio, y en muchos casos es necesario trabajar personalmente esa afinidad para maximizar el beneficio del imperio, así durante cada ciclo político tendremos la posibilidad de elegir diferentes propuestas las cuales afectarán el desempeño de nuestras fuerzas en batalla (Designar impuestos, escuchar al pueblo, contratar generales, incrementar la agricultura, etc). Este costado del juego puede resultar entretenido y proporcionar un quiebre interesante del combate constante y monótono, pero anticipando que seguramente no todos los fanáticos iban a tener ganas de perder tiempo con tales sutilezas socioculturales, casi a modo de disculpa los programadores nos ofrecen la opción de delegar casi todas las decisiones políticas a un magistrado designado al principio de la campaña, eliminando casi totalmente el enfoque político y social del título, lo cual me gustaría enfatizar nuevamente que es uno de los factores que más se promocionan del juego.
Como detalles menores cabe destacar que se arrastra de títulos anteriores la posibilidad de crear generales con un modo de creación relativamente robusto, e inclusive tenemos la opción de importar nuestros propios personajes desde el Samurai Warrior 4 – II, y utilizarlos como generales en los diferentes modos de juego. Existe también la posibilidad de jugar en modo cooperativo, lo cual siempre ofrece algo de entretenimiento adicional, pero solo es offline (El juego carece de modos online), y es poco probable que la persona que tenemos sentada al lado tenga ganas de esperar a que arreglemos las políticas internas de nuestro territorio y decidan irse antes de que empiece la acción.
Utilizando el mismo motor gráfico de Samurai Warriors 4 – II el juego corre a 60 fps constantes, sin caídas notorias más allá de la cantidad de enemigos, partículas o efectos visuales en pantalla. Por supuesto que el juego tiene que hacer ciertas concesiones para que hayan tanto pantalla y se mantenga el framerate, y mientras que los generales son relativamente detallados, los enemigos genéricos son más bien básicos y carentes de detalles, y los escenarios son rara vez visualmente llamativos. De todas maneras el conjunto gráfico es totalmente funcional, y el juego se mantiene rápido y fluido, y si bien es verdad que los centenares de enemigos que se repiten son todos prácticamente iguales y ofrecen poco y nada interesante a la vista, pasan tan poco tiempo en pantalla que rara vez tenemos la oportunidad de analizarlos detenidamente. Por su lado los ataques usualmente son visualmente llamativos y hacen gala de explosiones de partículas y lucecitas que parpadean por todos lados, alejando a los ojos de los detalles menos llamativos. Sería más que interesante ver una versión hecha desde cero para la última generación de consolas que aprovechara totalmente las capacidades del último hardware.
La música está íntegramente compuesta por melodías con una clara, total y absoluta marcada influencia japonesa, y sirven su propósito a la perfección, estableciendo un marco auditivo que acompaña a la acción (o a la calma, en su respectivo momento) como debería hacerlo. Seguramente no sea para todo el mundo, pero difícilmente sería posible concebir un juego de esta naturaleza con otra banda sonora.
Los fanáticos del género seguramente podrán disfrutar del título sin ningún problema, pero la ausencia de un modo historia desarrollado, la carencia de modos de juego y el lado estratégico hacen que este sea un título difícil de recomendar a gente sin experiencia previa en el género. Definitivamente es un título más enfocado a los fans ya establecidos que a conseguir nuevos seguidores de la saga, pero que de todas maneras puede llegar a ofrecer algún placer para los que no somos seguidores de la saga.
Plataforma Utilizada para Review: Playstation 4