En marzo del año pasado, durante la GDC 2022, Microsoft, AMD, Square Enix y Luminous Productions presentaron Forspoken como un antes y un después en la historia del desarrollo de videojuegos, prometiendo que sería el primero en estar equipado con la novedosa tecnología de Direct Storage para reducir la carga de la CPU, pasando los datos directamente de una SSD NVMe a la GPU. Todo muy lindo, en teoría. Se pensaba que el juego sería super novedoso y cuidadosamente diseñado, así como sumamente optimizado.
El hype nos llevó, una vez más, a pensar que Forspoken sería la competencia directa de los juegos de FromSoftware y en algunos sentidos, lo es, solo que no en los buenos. Pero también pensamos que el juego estaría dotado de ciertas características (prometidas y anunciadas con bombos y platillos) que lo harían único. Nos equivocamos. Nos equivocamos feo.
El juego no es más ni menos, que un desastroso castillo de naipes, de una baraja muy linda, pero de una calidad final excepcionalmente mediocre. Tuvimos la oportunidad de probar la DEMO en PS5, la de PC y luego testear el juego completo en PC y PS5. Ya la beta nos hablaba de lo mal optimizado que estaba el juego, pero bueno, había que ver la calidad final para poder evaluar.
Por eso, vamos a analizar cuidadosamente en que falló este juego y trataremos de arrojar cierta luz en medio de las sombras de un producto obscurecido por un marketing abrumador, pero que no está a la altura de la vara, ni de los requisitos que pide para poder correr medianamente bien.
Forspoken, anteriormente conocido como Project Athia, es un juego de exploración que, en apariencias, es de mundo abierto, con mecánicas de combate similares a juegos tales como Devil May Cry, Bayonetta y combina algunas características de los Souls Like con los JRPG más clásicos de Square Enix como Final Fantasy X (en adelante), que, a simple vista, lucen atractivas.
Lo primero que tenemos que desarticular es el mito de que el juego es de mundo abierto. No lo es, ni por asomo. El juego está cuidadosamente separado en niveles y subniveles, apartados por molestas cutscenes hechas con poco esmero y pantallazos negros, seguidos de cerca por unos molestos pop ups de interfaz que traban la experiencia de juego (sumado a lo que se traba por la mala optimización).
Los novedosos tiempos de carga están disimulados con estos pantallazos negros entre cutscene y cutscene, cuyo mayor mérito es la fidelidad con la que está representada la protagonista, basada en el modelo de la actriz Ella Balinska. De ahí al buen diseño de personajes secundarios, nada.
Todos lucen genéricos, cualunques, poco estilizados. Si mañana un fanático enloquecido del arte IA viene y nos dice que todos los NPCs del juego fueron generados por IA, le creería. Es más, lo creo ahora mismo.
Los enemigos poseen diseños toscos y característicos de todos los enemigos de los JRPG. Unos diseños esperables de un juego de hace 6 años atrás, pero que ahora, a todas luces, se queda corto. Muy mal Luminous Productions, muy mal.
Las animaciones por momentos recuerdan a algunas escenas de Mass Effect Andrómeda, hechas por amateurs. Incluso en un momento, llegué a pensar que lo que más asusta del juego (que prometía ser oscuro y lleno de criaturas de pesadilla) era el gato de la protagonista. Tan solo miren su cara. Da escalofríos. No pongo imagen para no spoilear… bueno si pongo.
Estéticamente el juego tiene muchas falencias. Sobrecarga de assets genéricos desperdigados por todo el mapeado, que se repiten constantemente y de manera que pareciera aleatoria en vez de cuidada y estética. Abuso de amplios planos panorámicos de fondos, creados con pngs superpuestos que, más que embellecer los paisajes, añaden aún más carga de datos y exigencia al motor de juego y tienen como resultado, grandes caídas de fps, incluso en las PCs más potentes y en la Playstation 5 ni hablar.
Tanto en PC como en PS5, el juego está a la par en una cosa: la mala optimización en general. Pero bueno, no podíamos esperar otra cosa. Demasiado hype y demasiado marketing, seguido de cerca de demoras y más demoras: eso siempre es una red flag.
Luego tenemos los escenarios de mundo abierto entre instancias, que apenas cumplen con el requisito de serlo. Pareciera más un mapa ampliado, muy similar a los que nos encontramos en RPGS de hace 10 años, como Dragon Age. Para colmo de males, muchos de los assets, escenarios y estructuras del juego, parecen clonadas de otros juegos tales como Final Fantasy XV y Nier: Replicant. Siendo este último, el más evidente.
El acabado de los escenarios es tosco, poco pulido. Sumamente cuadrado y en algunos casos, hasta luce pixelado. Low poly en el mejor de los casos. Incluso hay una escena donde una de las aliadas de la protagonista le muestra un cuadro de su familia y parece que está agregado con Paint sobre una superficie de malla poligonal. Desastroso.
La molesta interfaz, sumamente invasiva y mal diseñada (de un aspecto curvado y una estética un poco rara y disonante con el juego en general) nos acompañará durante tres cuartas partes de la aventura, que, si no nos damos cuenta, puede terminar en un promedio entre 8 y 10 horas de juego. Nada más, nada menos. Y esperemos que los speed runners lo agarren. Ahí seguro disminuye.
De contenido: nada. Salvo apartados de lore que intentan complementar un guión tremendamente empobrecido, con uno diálogos sosos, cortos de criterio, donde priman los gags usando el tropo del “choque de culturas” y que parecen más dignos de un manga isekai berreta que de un juego AAA de última generación. Incluso se dan el lujo de hacer el chiste del camión que casi atropella a la protagonista “para mandarla al otro mundo”. Patético.
La historia, como dijimos anteriormente, es la premisa de la viajera entre mundos. De ahí a ser una historia épica, no tiene nada. La protagonista permanece inmutable durante toda la aventura, estática. No aprende nada. No gana nada. No consigue romper el cascarón y convertirse en heroína (a duras penas es heroína por casualidad) y tampoco se convierte en paria como nos quieren vender con la introducción del juego. Es ni más ni menos que ella: Frey Holland. Una Mary Sue del montón, que inicia la aventura controlando a la perfección sus poderes y jactándose de ello: “¡Ha! ¿Vieron eso? ¡Moví mierdas con mi mente!” Si, dice mierda todo el tiempo. Un burdo intento de añadir “humor” al juego. La protagonista parece tener menos personalidad que el Chavo del 8.
Pero bueno, vamos a hablar un poco de lo bueno que tiene el juego. Las mecánicas de combate son fluidas. O al menos, lo serían si el juego no tuviera tantos bajonazos de fps y la interfaz no fuera tan tosca, tan poco intuitiva.
Un juego que promete acción constante y movimientos veloces de desplazamiento aéreo no puede darse el lujo de funcionar a los ponchazos. A 2k es dificultoso jugarlo en una PS5, ni por asomo llega a los 30 fps.
En una pc equipada con un procesador I7 12700K, una placa de Video Nvidia GeForce RTX 3080, 32 Gb de RAM y un SSD NVMe PCIe 3.0 Corsair Force Series (que en teoría debería ser compatible con Direct Storage) a duras penas se puede lograr los 2 K a 30 fps. Ni de chance llegamos a 2 K 60 fps. Ni hablar de los 4 K 60 FPS, eso ya, requiere una placa RTX 4080. ¿Por qué tan mala optimización? Quizá solo con el propósito de vender placas más caras. Quizá.
En cuanto a la curva de aprendizaje del juego, las habilidades de la protagonista y la exploración, es bastante intuitivo en ese sentido. Casi lineal se podría decir. El tutorial es un mejor compañero que nuestro molesto brazalete parlanchín, aunque mucho más invasivo. Como dijimos anteriormente, nos dan todo servido, paso a paso, a cada segundo del juego. No hay como equivocarse, ni hay respiro que corte el tutorial salvo esas molestas pausas invasivas que cortan la acción del juego. Pésima decisión en el diseño.
El combate, tal y como describimos con anterioridad, es similar al de juegos como DMC y Bayonetta. Tienen un puntaje por combos. De acuerdo a como combinemos las habilidades mágicas de Frey, nos darán un “score” que puede mejorar nuestras recompensas post combate. La progresión de la protagonista es un eterno farmear experiencia, puntos clave similares a los de The Witcher, collectibles aquí y allá, e incluso se dan el lujo de copiar las fuentes mágicas donde la protagonista se sumerge cual Link en Zelda Breath of the Wild. Ni de chance algo original.
El brazalete también nos ayuda marcando en el escenario objetivos, cofres, ítems, collectibles, etc. No hay mucha variedad, todo muy repetitivo y sirve para craftear pociones o mejorar los escasos equipamientos que podremos tener durante nuestro corto paseo por Athia. El resto es un frenético correr, parkour mágico, desplazamientos por aquí y por allá, por niveles que parecen más túneles de subterráneo plagados de cutscenes que algo de mundo abierto. Salvo dos o tres escenarios que permiten la exploración entre objetivos y plagados de sub quests de relleno, que ni por asomo añaden profundidad a la historia. El resto es todo así. Lineal y superficial. Parece de cartón pintado.
Los objetos del juego son genéricos, aportando poco y nada de personalización salvo alguno que otro cambio de look a la ropa de la protagonista. No hay armas increíbles, no hay poderosos talismanes mágicos y ni se molestaron en diseñar otros zapatos. Literal. La protagonista se la pasa usando zapatillas toda la historia con la excusa de que “son sus favoritas”.
No queda mucho por decir. Quizá si el juego fuera más largo, tuviera más contenido o incluso, si plantearan la opción de la re-jugabilidad a través de un modo New Game +, habría más material de análisis. Pero la verdad, en términos generales podemos decir que Forspoken es ni más ni menos que el primer fracaso del año 2023 en lanzamientos AAA de juegos.
Demasiado Hype para un juego terriblemente mal optimizado, cuyos requisitos rayan la tiranía Usar 150 GB + de espacio en el disco por este juego, no merece la pena. Un juego del montón, sumamente mediocre, pero planteado para una audiencia de élite (la que puede pagar un PC de la NASA). Para el público de consola, lamentablemente tengo para decirles, que el juego jamás va a ser lo que promete.
Un desastre desde todos los puntos de vista del desarrollo. Y es, ni más ni menos, otra muestra más de que cuando un juego está tan rodeado de un nubarrón de hype marketinero y protagonizado por actores/actrices cotizadas, termina siendo simplemente una cinemática glorificada, con alguna que otra pelea con bosses que se destaca y quizá, solo quizá, algo de diversión.
Puntaje final 4 de 10. Dolorosamente genérico y aburrido.
A destacar:
- Alguna que otra escena de acción interesante.
- Algunos de los hechizos son buenos (o lo serían si no hicieran que el juego colapse).
- El parkour es un buen planteo, pero está mal logrado por la falta de libertad entre escenarios y opacado por las interrupciones de las constantes cutscenes.