De la mano de Techland llega finalmente a nosotros Dying Light 2: Stay Human. Tuvimos la oportunidad de jugarlo durante unos días antes de su lanzamiento y les contamos como nos fue con esta secuela del popular juego de acción y supervivencia.
Abróchense los cinturones, porque acá arranca la review de Dying Light 2: Stay Human, una experiencia bastante extrema, aunque no por eso carente de algunos detalles particulares. Empecemos.
La historia
El juego inicia con nuestro protagonista, Aiden, en búsqueda de su hermana Mia. Esa es la motivación principal del protagonista: Reencontrarse con su única familiar viva. Un tema algo complicado, más que nada si tenemos en cuenta que el apocalipsis zombie ya arrasó con la humanidad, y el mundo se ha revertido a una edad oscura en tan solo 15 años, donde los sobrevivientes a duras penas pueden subsistir viviendo en los tejados de las ruinas del pasado.
Aiden es un tipo bastante particular, es un “Peregrino“. Así es como les llaman a los que viajan de asentamiento en asentamiento, y han salido más allá de los muros protectores de las zonas de cuarentena que terminaron convirtiéndose en los últimos bastiones de la humanidad. Para ello deben recorrer grandes distancias a pie, evadiendo hordas de infectados, bandidos, animales salvajes y múltiples peligros.
Los peregrinos también tienen la desventaja de no ser queridos por todo el mundo. Y a pesar de que muchos los usan como servicio de courier post apocalíptico, es más probable que les metan un cuchillazo en el estómago más que recibirlos con los brazos abiertos. Así lo demuestran repetidamente durante la historia, que narra las desventuras de Aiden, un peregrino recién llegado a Villedor, la única ciudad que más o menos resiste luego del apocalipsis.
Dying Light 2: Stay Human cuenta con un variopinto plantel de personajes protagónicos y secundarios, bastante encantadores al principio, pero conforme los vamos conociendo, nos damos cuenta que el mensaje clave detrás del juego es la lucha constante de la gente por conservar su humanidad, mientras hace lo que sea necesario por sobrevivir.
De un potente componente moral, la historia no tiene buenos ni malos, solo personas tratando de sobrellevar el día a día. Bueno, malos si tiene: zombies y bandidos a raudales, que plagan las calles y las azoteas de Villedor complicándonos la vida aún más.
Las mecánicas
Las mecánicas resultan bastante similares a las de su entrega anterior, aunque Techland esta vez prestó especial énfasis en el Parkour. La vida en los tejados puede ser difícil, pero la vida en las calles plagadas de zombies es mucho peor. Parte del encanto de Dying Light 2 es tener que moverse constantemente. De día, recorrer la ciudad y explorar puntos clave, de noche, aprovechar que los infectados han salido de sus escondites para revisarlos a fondo sin correr tanto riesgo. Hasta ahí todo bien.
La premisa central del juego, como dice su título, sigue siendo “Stay Human” (Permanecer Humano), y aquí es donde entra una nueva mecánica que va a complicarnos las cosas un poquito. Aiden está infectado, y la única manera de permanecer manteniendo la infección a raya es, o estar bajo la luz del sol (de día) o de la luz ultra violeta en algún refugio.
Pues claro, cuando exploramos los Rincones Oscuros, zonas de alto riesgo durante el día y baja probabilidad de encontrar infectados peligrosos anidando durante la noche, nos vamos a ir transformando. Esto ocurre porque el virus va progresando y tendremos un contador que nos permitirá explorar por cierto tiempo, a menos claro, que tengamos ciertos elementos para potenciar nuestro nivel de Inmunidad, para poder seguir looteando a diestra y siniestra.
El Parkour sigue siendo clave en esta entrega, pero como hablamos anteriormente, tiene un overhaul importante. Los enemigos no son todos fáciles de vencer y más de una vez nos encontramos huyendo por nuestras vidas. Gracias a las habilidades de desplazamiento de Aiden podemos saltar de tejado en tejado, deslizarnos por abajo de obstáculos, correr por las paredes y hasta usar un parapente para alejarnos del peligro.
Bueno, el parapente claro, siempre y cuando este funcione. Porque más de una vez nos hemos encontrado con el molesto problema de que el parapente o no se abre, o no funciona como es debido. Pero de seguro, este error será corregido con el parche del día uno. Esperemos.
También dispondremos de distintos elementos del escenario para movernos a mayor velocidad: tirolinas, rampas, trampolines, vigas colgantes, cuerdas y por supuesto, colchones marcados con cruces azules o montañas de residuos para suavizar nuestras caídas.
El juego es muy dinámico en el tema de desplazamiento. No tan así el combate, al cual notamos un poco tosco, especialmente dado el hecho de que no existen más las armas de fuego. Solo dispondremos de armas melee y arcos y ballestas. Pero no teman, hay una amplia gama de armas de 2 manos y de 1 mano para elegir: desde katanas, hasta espadas vikingas, hachas de mano o el fragmento de la pata de un escritorio con pinchos.
Algunas de las combinaciones de teclas y habilidades que iremos desbloqueando a través del elemento RPG del juego (los niveles de habilidad) nos permiten un combate un poco más animado. Más allá de la conocida patada voladora, podremos esquivar, parar ataques y realizar un giro en 360 grados con el arma para barrer a los enemigos. Poca cosa. Eso si, añadieron armas improvisadas repartidas por el escenario, que hacen del combate algo más llevadero si sabemos como ubicarnos y como usarlas a tiempo.
Todo se trata de saber manejar los recursos (escasos) que ofrece el juego y también de aceptar el hecho de que las armas, una vez usadas, son descartables. Si bien puede extenderse la vida útil de cada arma al modificarlas, estas finalmente acabarán por romperse, lo que añade un elemento más a la supervivencia extrema del juego. Pero no teman, las armas, incluso las legendarias, acabarán por respawnear en algún momento, así que si se les rompe su espada de 2 manos favorita, luego de reloguear un par de veces podremos ir a lootearla de nuevo. Siempre y cuando el lugar no esté plagado de enemigos claro.
También cabe destacar que nuestro personaje cuenta con slots de armadura equipables, que mejoraran stats particulares como el consumo de resistencia, la cantidad de daño que puedes aguantar, la resistencia a los golpes o la velocidad a la que regeneramos ciertos recursos.
Al repertorio de armas se suman los objetos utilizables como cuchillos arrojadizos, bombas caseras, minas, cocteles molotov, paquetes de petardos, barritas de luz UV y otras tantas que iremos adquiriendo. Los planos de estos objetos de utilidad y las modificaciones de armas se compran a los Maestros Artesanos por dinero y trofeos de infectados.
La ambientación y el diseño de mundo
Nos pareció bastante novedoso el diseño de mundo. Ver un futuro post apocalíptico donde la gente vive en los techos de los edificios y cultiva frutas y hortalizas ahí es bastante pintoresco.
Los escenarios son o muy lindos o demasiado cargados de cosas que distraen de la panorámica general. No hay punto medio. Es muy difícil prestarle atención a cada detalle cuando tenés a un trio de bandidos persiguiéndote por una azotea o a una horda de infectados tratando de destriparte.
Los niveles son muy completos, donde la verticalidad es la clave de la exploración. Hay infinidad de recovecos para perderse y rebuscar entre las ruinas y los Rincones Oscuros son una de las cosas más interesantes que ofrece el juego.
Los gráficos son bastante buenos, y el juego corre bastante fluido en general. Aunque pudimos notar algunos pequeños bajones de FPS, que, como mencionamos anteriormente, deberían ir disminuyendo desde el lanzamiento del Parche del Día 1.
Uno de los buenos detalles y elementos fundamentales del juego es la exploración, el uso de los prismáticos para planear una ruta de viaje, ya que el mapa es muy amplio, y como mencionamos anteriormente, está lleno de actividades para realizar.
El ciclo dia-noche está muy bien logrado y se nota el empeño que ha puesto Techland en recalcar la diferencia entre ambas fases. De día, la exploración es mucho más fluida y depende del Parkour. De noche, el sigilo es la clave para poder hacerse con el botín y evadir a los infectados más peligrosos. Que dicho sea de paso, son peligrosos con “P” mayúscula: uno o dos golpes y te mandan al respawn.
A destacar:
- Sistema de parkour mejorado. Mayor movilidad que en la entrega anterior.
- La ambientación, una involución de la sociedad hacia una era oscura.
- Los personajes, memorables y con sus propias motivaciones.
- El primer juego de zombies donde estás infectado y tenés que tener cuidado de no transformarte, lo cual te pone en una situación muy apremiante todo el tiempo.
- Es imposible no perderse looteando por el mapa. El diseño de niveles está lleno de recovecos para descubrir y explorar a fondo.
- El sistema de armamentos, equipo y objetos de apoyo está bastante equilibrado.
- La IA de los enemigos se ha mejorado considerablemente. Ya no se puede andar farmeando experiencia.
- Los zombies son implacables, la dificultad es considerable y un pequeño error puede costarnos muy caro.
Cosas negativas:
- Considerables errores de colisionadores: hemos encontrado muchos problemas con estructuras, colisionadores y borderlines que le restan un poco de valor al juego. Pero nada que un parche a tiempo no pueda arreglar.
- Problemas con las mecánicas de parapente y algunas mecánicas de combate asignadas a teclas incómodas y poco prácticas. Mal diseño de la interfaz, sobre complejiza mecánicas claves y termina siendo cansador y generando estrés sobre el jugador.
Conclusión
Dying Light 2: Stay Human no es para nada lo que nos esperábamos. Vine buscando una secuela, pero me encontré con mucho, mucho más. Es un juego que puede decirse, será de los mejores lanzamientos de 2022. Tiene sus cosas, si, alguno que otro error. Pero nada imperdonable si se tiene en cuenta la magnitud del trabajo de diseño que conlleva crear un mundo con una historia tan profunda y a la vez tan interactivo como el que los muchachos de Techland nos han traído.
El juego tiene tantas cosas que cuesta un poco ubicarse, pero, a medida que vamos adaptándonos, es imposible no divertirse. Y yo pienso que un juego, ante todo, debe ser divertido. Sino, no tendría sentido jugarlo.
Dying Light 2, a diferencia de otros juegos similares, ofrece un abanico un poco más amplio de posibilidades, donde la toma de decisiones y el estado de alerta del personaje protagónico se notan más apremiantes y generan mayor impacto en el mundo que nos rodea. Nada es lo que parece y no por eso debemos vivir con miedo, tan solo tener cuidado.
El mensaje detrás de la historia es muy profundo: Mantenerse unidos ante la adversidad. A pesar de que existen las diferencias, los bandos opuestos y todo lo demás, por encima de todo eso, somos humanos. Y los humanos cometemos errores. Dying Light 2: Stay Human nos enseña un poco de eso: Sobrevivir tiene un costo, pero al final del día, lo importante es permanecer humanos.