Según un informe, así como un video en YouTube, un neuroingeniero llamado Viktor Tóth ha pasado la mayor parte del año enseñando a tres ratas a jugar Doom. Tóth explica que crearon una configuración de realidad virtual en la que las ratas podían “atravesar un pasillo” que se construyó con el motor de Doom 2.
Cada rata se colocó con un arnés sobre una pelota unida a rastreadores de movimiento. Se colocaron tubos entre las ratas y el monitor que mostraba el nivel, y fueron recompensados con agua azucarada de los tubos cuando aprendían a hacer lo “correcto”.
Lo que estaban haciendo era entrenarlas para matar a uno de los monstruos más notorios de Doom, el diablillo, que apareció en uno de los largos pasillos. El neuroingeniero señala que una de las partes más difíciles del proceso fue lograr que las ratas John Romero, John Carmack y Tom Hall, nombrados en honor a los cofundadores de id Software, entendieran qué hacer cuando se encuentran con un enemigo.
Viktor creó un sistema de detección de golpes en el software, cada vez que el animal dispara directamente a los objetivos, se le recompensaba y de esa forma la rata se daba cuenta de que eso era algo que debía repetir. Sin embargo, cuando en el juego tenía una penalización con daño, o sea, la rata era golpeada por un enemigo, obtenía una recompensa menor o una bocanada de aire en la cara, algo que hace que el roedor no se sienta cómodo siendo atacado.
En general, es un experimento fascinante y abre la posibilidad de otras formas en que los roedores, y tal vez otros animales, puedan ser entrenados para “jugar” todo tipo de videojuegos, no solo Doom.