El hardware de la Xbox One es inferiores al de la PS4, especialmente en lo relativo a la GPU. Esto hace que la consola de próxima generación de Sony sea superior a su homónima de Microsoft.
Sí, Xbox One tiene marcado un precio mayor que PS4 porque incluye Kinect 2.0 en el pack, ¿pero es realmente buena idea forzar al usuario a comprar dicho pack? Desde luego la respuesta a todas luces es negativa. La mayoría de los usuarios quiere una consola para jugar, y una consola lo más potente posible, lo que deja a periféricos como Kinect o Eye en un segundo plano.
Otro de los aspectos importantes dentro de ambas consolas es la memoria RAM. Como sabemos las dos montan 8 GB de RAM, pero la de PS4 es de tipo GDDR5 y la de Xbox One es DDR3, algo que la consola de Microsoft compensa con la inclusión de 32 MB de eDRAM. El caso es que parece que las limitaciones a nivel de RAM de Xbox One irían más allá del ancho de banda, y es que ésta sólo tendría disponibles 5 GB de RAM para juegos.
La explicación a lo dicho es sencilla, los 3 GB restantes serían consumidos por el sistema operativo y otros programas en segundo plano, como Skype y Kinect 2.0. Por su parte PS4 deja 7 GB libres para los desarrolladores, quedando el otro GB para el sistema operativo y poco más.
- Incrementar la RAM, llegando hasta los 12 GB, cifra que presentaban los primeros kits de desarrollo de Xbox One.
- Reducir la cantidad de subprocesos para, en definitiva, aumentar la RAM disponible.