Hace varios años, allá por 2015, Microsoft anunciaba que Windows 10 sería la versión «definitiva» de su sistema operativo. Teóricamente, a partir de dicha versión, no saldrían más Windows al mercado. Y se centrarían más bien en actualizarlo constantemente para que esté al día.
Pero ahora tenemos Windows 11. A ver, a ver. ¿Qué pasó? Microsoft ya tenía planes para adaptar Windows 10 a las necesidades de varios tipos de usuarios, como Windows 10X, que se hubiera adaptado a pantallas dobles o plegables, pero el proyecto fue cancelado, y bueno, ahora sabemos por qué.
Durante el anuncio del nuevo sistema operativo, la portavoz de Microsoft Wangui McKelvey, nos dijo lo siguiente:
«Cuando anunciamos una nueva versión de Windows [en referencia a 11], eso sorprendió a algunos de ustedes. Dijeron, «pensaba que Windows 10 era la última versión de la historia, ¿qué ha pasado?» Amigos, lo que pasó fue la pandemia global«.
«El cómo, cuándo y dónde trabajamos cambió radicalmente de la noche a la mañana. La transformación digital se aceleró más de lo que habíamos podido prever. Entonces, Windows también tuvo que cambiar. Era totalmente necesaria una nueva versión diseñada para el trabajo híbrido. Pero cada día presenta nuevos retos, así que Windows continuará evolucionando y ustedes evolucionarán también en sus empresas, para que todos superemos esta situación y sigamos pudiendo cumplir con nuestro trabajo independientemente de las sorpresas que nos traiga cada día».
Entonces ya saben: conserven la calma y culpen al Covid-19.
Todos evolucionan. ¡Y ustedes también evolucionarán! Esto es lo más gracioso del comunicado oficial. Y si sacamos de lado la típica excusa del Covid-19 y la (no intencionada) referencia a la película IT, no parece haber mucha más información al respecto de por qué Microsoft decidió proyectar hacia Windows 11 en vez de seguir actualizando Windows 10.
Si, el tema del súbito aumento en la «transformación digital» ya lo hemos oído por todos lados. Las empresas están descubriendo el home office por primera vez y eso que existe hace más de 40 años. Y esta parece ser la excusa para que Microsoft diga: «tenemos que adaptar Windows a las nuevas necesidades del usuario post-pandemia».
Y si bien Windows 11 ha pasado por actualizaciones que han aportado funciones interesantes, se ha disminuido el soporte visual en muchos de los casos, la barra de tarea es un poco más incómoda, ni siquiera deja reorganizar los íconos,, se ha degradado bastante el rendimiento y sobre todo, ha dejado a millones de usuarios sin soporte. Sin mencionar que las exigencias de hardware para la compatibilidad de Windows 11 son ridículas.
Si Windows 11 consistía mejorar la productividad de la gente que trabajaba en remoto desde casa, con equipos propios y de empresa, el paso de hacer crecer los requisitos mínimos desde los de Windows 10 no parece demasiado lógico. Y no lo parece porque mucha de las personas a las que quieren «ayudar a trabajar híbridamente» seguirán con Windows 10 ante la imposibilidad de actualizar a Windows 11. Un fallo importante en la lógica de Microsoft.
Si hubieran tenido la intención de seguir mejorando Windows 10 y adaptarlo a las necesidades del usuario que necesita trabajar de manera remota, lo podrían haber hecho tranquilamente. La actualización a Windows 11 no solo es innecesaria, sino que, por sus exigencias de Hardware, resulta totalmente contraproducente y elitista. Algo que no tienen ningún sentido.