En 1977 fue capaz de vencer a un ordenador Univac, en el cálculo de la la raíz 23, de un número de 201 dígitos, en solo 50 segundos, mientras que al Univac le tomó 62.
En 1980, en el Colegio Imperial de Londres, multiplicó correctamente dos números de 13 dígitos en sólo 28 segundos, incluyendo el tiempo de recitar la respuesta de 26 cifras, con lo que ganó un lugar en el Libro Guinness de los Récords.
De acuerdo a la revista Science, el padre de Devi era un trapecista y domador de leones en el circo. Cuando tenía tres años, Devi descubrió que era un prodigio matemático con una extraña habilidad para memorizar números cuando jugaba a las cartas con su padre. A los cinco años se había convertido en una experta en resolución de problemas matemáticos.
Empezó demostrando sus habilidades matemáticas en el circo, y más tarde lo hizo en exhibiciones de viaje organizadas por su padre. Pronto llegó a ganar más dinero que él con los leones.
En 1950 realizó un tour en Europa. Los periodistas de la BBC pensaron que la hicieron caer, cuando Devi dio una respuesta a un problema, diferente a la indicada en la tarjeta solucionario. En realidad, luego se confirmó que los que estaban equivocados, eran ellos. Algo similar le ocurrió en Roma, cuando “expertos” universitarios, no pudieron sumar números correctamente.
Según el New York Times, en 1976 ella logró dar la solución a la raíz cúbica de 188’132,517 en el tiempo que se tardó en hacer la pregunta. Si se le daba una fecha del el siglo pasado, ella podía decir inmediatamente que día de la semana cayó.
En un artículo de periódico de 1990 sobre Devi, Arthur Jensen, investigador de la inteligencia humana en la Universidad de California, Berkeley, dijo que para ella, el manipular números era como su lengua materna.
Curiosamente, según la crítica de los racionalistas, el hecho de haber sido astróloga (y célebre por ello), le quita mérito. Muchos la ven, no como un genio del nivel, por ejemplo, de Marie Curie u de otros grandes físicos y matemáticos, sino más bien, como una excelente calculadora humana. No hay ningún desmérito en ello, pues quién no quisiera tener la velocidad de cálculo que poseía ella.
Devi Shakuntala también se hizo conocida como escritora de novelas y libros de cocina.