El objetivo de la compañía no es incursionar en un negocio vitivinícola, sino encontrar una forma de evitar las trabas a las importaciones.
Exportar mosto, aceite de oliva y vinos para obtener la autorización requerida por la Secretaría de Comercio Interior para importar insumos para la fabricación de productos informáticos.
Esta estrategia comercial permitió la recuperación de una de las más grandes y famosas bodegas mendocinas, ubicada en la ciudad de Rivadavia.
La empresa vitivinícola demandará una inversión inmediata de 20 millones de pesos y otros 80 millones de pesos en el futuro cercano para transformar en productivas unas 1100 hectáreas.
La compra ya generó casi 30 puestos de trabajo y se esperan más en el corto plazo.