Un reciente estudio sobre los fabricantes de semiconductores de EEUU habría desvelado algunos de los detalles de la conectividad inalámbrica del nuevo iPhone. La conclusión tras analizar la información es que el iPhone 5 contará con chips inalámbricos más pequeños y eficientes, incluida el soporte para redes LTE o 4G.
Además del rumor que corre por la Red en el que se divulga que el próximo iPhone estaría equipado con un chip Broadcomm, el mismo que vimos en el iPhone 4S y nuevo iPad, pero más eficiente (producto de un proceso de fabricación más depurado en 40 nanómetros), un análisis de la industria estadounidense nos ofrece algunas de las más que posibles especificaciones inalámbricas del futuro teléfono de Apple.
LTE prácticamente confirmado
Según los analistas de Barclays, el próximo iPhone dará un salto cualitativo muy notable en lo que a la calidad de los componentes inalámbricos se refiere. Los de Apple no escatimarían en gastos pues según esta compañía, ya habrían encargado la fabricación de los componentes que forman la radio del iPhone 5. Los datos que manejamos hablan de un coste casi tres veces superior al visto en el iPhone 4S. Al parecer, uno de los proveedores para surtir a los californianos algunos de los chip de radiofrecuencia sería SkyWords, una empresa de semiconductores afincada en Massachusets. Ésta proporcionaría los chips amplificadores de doble frecuencia para las redes LTE, lo cual pondría sobre la mesa el hecho de que el iPhone 5 tendrá capacidad para conectar a redes 4G, esta vez sí a nivel global. El fabricante también proporcionaría el módulo de amplificación de la frecuencia de trabajo para las redes EDGE y el chip WiFi N.
Autonomía y espacio interior
A pesar de la información que ha salido a relucir es muy importante, no menos lo es el hecho de que Apple se centrará en la optimización del hardware del próximo iPhone al máximo. Este trabajo tendrá doble efecto sobre el iPhone 5. Por un lado se verá beneficiada la autonomía, producto de un menor consumo energético de sus componentes. Por otro lado está la miniaturización, que además de favorecer el bajo consumo reduce el tamaño de los componentes y, por consiguiente, permite a Apple tener más margen para introducir una batería de mayor capacidad sin aumentar demasiado el tamaño del dispositivo. Todo esto sería posible gracias al paso de la fabricación de dispositivos SAW a FBAR. Aquí entrarían en escena empresas como Avago Technologies, que proporcionaría el amplificador para el módulo 3G de doble frecuencia. Nuevamente el coste de estos componentes, de unos 3 dólares, subiría respecto a la composición del iPhone 4S, de 2.25 dólares.
Como decíamos más arriba, indiferentemente del diseño, parece que Apple se ha centrado en los pequeños detalles, esos que no se ven pero que se sienten, a pesar de que los costes serán mayores. ¿Repercutirá en el precio final del iPhone 5 u optarán los de Cupertino por asumir los nuevos costes?