Quizá recordéis que en este editorial mencionábamos el impacto, no sólo ambiental, que las nuevas tecnologías tenían en países en vías de desarrollo. Ese impacto puede ir desde la contaminación intencionada de terrenos usados como vertederos hasta el conflicto que un material, usado en productos tecnológicos, puede ocasionar en todo un país.
La República Democrática del Congo posee en la actualidad el 80% de las reservas mundiales del coltán, un material muy usado en teléfonos móviles y en ordenadores. Se trata de uno de los países más pobres del mundo, que arrastra conflictos políticos y étnicos de todo tipo, y el coltán no favorece precisamente su paupérrima situación.
La lucha por la posesión y venta del Coltán y otros materiales como el oro supone un conflicto constante en el país, financiado grupos armados desde mediados de los 90. El aumento de la demanda de productos electrónicos aumentó el precio de los materiales hasta el punto de suponer un verdadero problema para el Congo.
Muchas empresas tecnológicas han asumido el problema que la demanda del coltán genera en este país y ha adquirido responsabilidad sobre este asunto, mejorando la situación en el Congo. Pero aunque la guerra ha acabado en las ciudades, en las junglas el conflicto continúa. Y mientras se necesite coltán, la situación no cambiará.
Os invitamos a ver los vídeos del enlace original, reportajes in-situ que reflejan de forma muy realista el conflicto que hay en el Congo.