Luego de que Twitter censurara dos de sus tweets por ser «potencialmente engañosos«, el presidente Donald Trump presentó el jueves un decreto dirigido a las empresas de redes sociales.
Antes de firmar el decreto desde la Oficina Oval, Trump declaró que la medida es para «defender la libertad de expresión de uno de los más graves peligros a los que se ha enfrentado en la historia de Estados Unidos».
«Pequeños lobbies tienen un monopolio sobre las redes sociales, controlando una parte enorme de todas las comunicaciones públicas y privadas en Estados Unidos«, alegó. «Se han dedicado a censurar, restringir, editar, ocultar, dar forma y alterar prácticamente toda forma de comunicación entre ciudadanos privados y grandes audiencias públicas«.
El decreto busca reducir el poder de las grandes plataformas de redes sociales reinterpretando una ley importante de 1996 que protege a los sitios web y las empresas tecnológicas de las demandas. Constituye, de esta manera, una movida dramática de parte de Trump en su guerra con las compañías tecnológicas a la vez que éstas luchan con el creciente problema de la desinformación en las redes sociales. Ya son muchas las veces en las que el presidente ha acusado a los sitios de censurar el discurso conservador.
Sin embargo, expertos legales afirman que el decreto es inestable y potencialmente inconstitucional, ya que busca pasar por encima del Congreso y eludir los tribunales para llegar a una comprensión completamente diferente de la Ley de Decencia de Comunicaciones.
«Un decreto por sí solo no puede cambiar la ley«, dijo Tom Wheeler, expresidente de la Comisión Federal de Comunicaciones. «Esto se hizo con fines de intimidación política».