Científicos del Instituto Real de Tecnología de Melbourne, en Australia, lograron considerables avances en la creación de un metal líquido, el cual es extremadamente maleable y autopropulsado, algo parecido como lo que vimos en Terminator 2.
Aun no pueden recrear a un ser humano como paso con el robot T-1000 de la película, que podía cambiar de forma y convertirse en cualquier objeto.
Es un metal maleable y autopropulsado, que promete mecanismos muy parecidos a los seres vivos, ya que los distintos componentes de los sistemas podrán moverse de manera autónoma y comunicarse entre sí para formar nuevos circuitos como si se tratase de células vivas. Todo esto gracias a la capacidad de cambiar de forma y moverse, al contrario que los dispositivos actuales, fabricados con componentes en estado sólido.
Aun falta mucho para llegar a tener un uso diario de esta nueva tecnología, pero es el futuro.