La posibilidad de redirigir nuestra conexión a internet a través de servidores de terceros puede ofrecernos numerosas ventajas. Además de ser una buena forma de reforzar nuestra seguridad digital, también nos sirve para conseguir mejores precios en nuestras compras online o para acceder a servicios digitales que no están disponibles en la Argentina. Por eso, cada vez son más los servicios VPN y de proxy que tienes a tu alcance para navegar.
A la hora de optar por herramientas de direccionamiento de nuestra IP, generalmente nos encontramos siempre con la misma disyuntiva: ¿cuál te conviene más? ¿VPN o proxy? ¿Sirven para lo mismo o son diferentes?
Cada una de estas herramientas tiene sus características y formas de uso, así que vamos a verlas con algo más de detalle para que puedas elegir la más adecuada para vos.
Características de una VPN
Cuando empezaron a aparecer las primeras VPN comerciales, mucha gente no sabía distinguirlas bien de los proxys. La razón de esta confusión está en que algunas de las características de las VPN también están presentes en los proxies: sobre todo la posibilidad de cambiar la dirección IP desde la que navegás por internet.
Sin embargo, las VPN ofrecen mucho más que un simple cambio de IP. Una de sus particularidades es que ofrecen también cifran tu conexión para asegurarse de que los datos que transmitís por la red se mantengan en privado mientras usás internet. Por eso las VPN son una herramienta ideal para hacer compras online de forma segura o para mantener los mensajes de correo estrictamente confidenciales, algo que los proxies no pueden hacer.
Características de un proxy
Como decíamos, los proxies comparten con las VPN su capacidad para redirigir tu tráfico a través de un servidor externo con una IP diferente, pero sus similitudes terminan aquí. La principal característica que diferencia a los proxies de las VPN es su falta de encriptación, lo que deja tu tráfico expuesto a casi las mismas vulnerabilidades a las que te enfrentarías si navegaras sin ningún tipo de herramienta intermediaria.
La carencia de una encriptación robusta hace que los proxies puedan ser más peligrosos si consideramos que todo nuestro tráfico estará pasando a través de un dispositivo intermediario sobre el que no tenemos ningún control, y que puede presentar diferentes vulnerabilidades. En el lado positivo, sin embargo, cabe considerar que los proxies pueden ser ligeramente más rápidos que las VPN porque no necesitan procesar esa encriptación, lo que puede ser de interés para quienes buscan reducir el lag en el gaming.
¿Te conviene conectarte sin herramientas de redireccionamiento?
Una tercera alternativa es sencillamente no optar por ninguna de estas dos soluciones, aunque desde luego es la opción menos recomendable. Tanto las VPN como los proxies te permiten proteger tu IP frente a posibles ataques DDoS, mientras que las VPN son útiles además para mantener tu tráfico en privado gracias a su encriptación de vanguardia. En comparación, la conexión a internet ‘estándar’ está bastante desprovista de herramientas de ciberseguridad, y puede poner en riesgo tus datos o la seguridad de tus dispositivos.
De las tres opciones, definitivamente la VPN es la más recomendable si lo que estás buscando es un mayor nivel de seguridad, ya que de otro modo tus datos pueden quedar expuestos al navegar Los proxies te ofrecen una seguridad relativa con respecto a los ataques DDoS y las vulnerabilidades potenciales en tus puertos, pero poco más. La pérdida de velocidad causada por la encriptación de las VPNs resulta mínima en comparación con la de los proxies y, cada vez, es menos relevante a la hora de elegir entre una opción y otra.