El presidente chino Xi Jinping ha visitado esta semana una instalación minerales raros en la ciudad de Ganzhou, en el sudeste del país. Y con la plena crisis de Huawei, esta visita adquiere una importancia estratégica, ya que EEUU depende en un 80% de las exportaciones minerales raros procedentes de China para la producción de una inmensa gama de productos electrónicos y sistemas de armamento usados por el ejército de EEUU.
Jinping y Liu He, el viceprimer ministro chino y jefe del equipo que negocia con la administración Trump un posible acuerdo para sellar la guerra comercial entre amabas naciones.
Estos minerales son fundamentales para Washington, prueba de ello es que el propio Trump los eximió de la subida de aranceles que anunció hace unos días.
Con esto, China enviaría un mensaje de advertencia a EEUU sobre posibles restricciones de los envíos de estos minerales, cuyas consecuencias económicas son impredecibles y de mayor envergadura que el problema de Huawei.
El gobierno chino dijo que apoyará a sus empresas en esta disputa para que “tomen medidas legales y defiendan sus legítimos derechos”.
Huawei prometió que continuará proveyendo actualizaciones y servicios posventa a todos sus equipos, tanto “a los que ya se han vendido como a los que están aún en almacenamiento” y que seguirá construyendo un “ecosistema de software seguro y sostenible” para todos sus usuarios.