Ghostrunner es un juego de acción trepidante, plataforma y parkour tan intenso, que sinceramente, nos quemó el cerebro. De los creadores One More Level, 3D REalms, Slipgate Ironworks (si, todos esos juntos) y publicado por All In Games/505 Games llega este título que combina acción non-stop con una historia super interesante y una estética cyberpunk con reminiscencias a Blade Runner, Tetris, Matrix y mucha, mucha influencia de la generación de Neon. Así que sin más dilación y a la velocidad de la luz, vamos a la review.
Estética Cyberpunk
Lo que es gráficos Ghostrunner mantiene una estética que puede llamarse Cyberpunk se la mire por donde se la mire. Haciendo honor a este género, nos encontramos con un apartado visual rico en luces de neon, diseños de escenarios enfocados en la verticalidad y la fluidez de una ciudad futurista. Pero más que nada, el juego tiene ciertas reminiscencias a títulos similares como Mirror’s Edge, aunque en este caso, se trata de un juego notoriamente distinto.
Casi todos los juegos con esta estética tienen un elemento en común: la iluminación. Los efectos de luz son extraordinarios y tienen un impacto notorio durante el gameplay. Sin embargo, la perfomance siempre se mantiene estable. Es un juego notoriamente bien optimizado. De lo mejor que he visto este año.
Los diseños de escenario son exquisitos. La arquitectura de niveles y la colocación de obstáculos va tomando forma a medida que nos deplazamos por el interior de una mega estructura / torre ciudad llamada Dharma Tower, en búsqueda de la redención y el castigo de la malévola Keymaster.
Los efectos visuales como las salpicaduras de la sangre y las animaciones están trabajadas con muchísimo esmero. Rara vez se ve un trabajo tan pulido y escaso de errores. Cabe reconocer que la estética, los efectos y los diseños de escenario están integrados a la perfección y logran un efecto de inmersión extraordinario.
Muchos amantes del género sabrán reconocer influencias de películas como Matrix o Blade Runner, pero también de juegos de la época del arcade tradicional: tales como Tetris, Galaga, Pac Man y tantos otros. Una combinación notablemente extravagante pero que da muy buenos resultados.
Un juego cargadito gráficamente, con buenos efectos y bien optimizado en general.
El parkour
Ahora si hablamos de jugabilidad, al ser un juego que no puede calificarse de otra cosa que “fast-paced”, Ghostrunner tiende a abrumar al principio. Pero tal y como vamos comprendiendo a lo largo de la tortuosa y dificultosa progresión de nuestro personaje, quien se desplaza tan rápido por el escenario que a nuestro cerebro le cuesta seguir el ritmo, todo es cuestión de prueba y error, hasta que dominamos a la perfección las habilidades de transposición y desplazamiento que tiene el personaje.
Vertiginoso e inmisericorde. Hardcore en el amplio sentido de la palabra. Ghostrunner es un castigo constante para los sentidos (y lo decimos en el buen sentido valga la redundancia) y un disfrute para aquellos gamers que realmente buscan un desafío. No es para cualquiera.
Las habilidades del personaje son una combinación de strafes, parkour, desplazamiento lateral y ritmo. La clave en este juego es concentrarse en el ritmo del movimiento, en la velocidad y en la perspectiva. No es para nada sencillo, porque al mismo tiempo, deberemos hacer frente a una infinidad de trampas, obstáculos y enemigos que nos quieren ver muertos.
Lo gracioso, es que el juego tiene un contador que aparece en cada transición entre niveles (como los viejos títulos) donde podremos ver cuantas veces nos morimos antes de pasar cada una de las stages de este asombroso juego (199 veces antes de pasar la tercera stage) y cuanto tiempo tardamos en superarla.
Adicionalmente, el sistema de progresión de habilidades del personaje (que vamos desbloqueando conforme completamos niveles, desafíos o encontramos ciertos objetos en el entorno) es una grilla muy similar al juego Tetris, donde cada modificación del software del personaje es una de las tantas fichitas del juego, las cuales deberemos torcer, reposicionar y combinar a gusto y placer. Pero no se pueden tener todas activas al mismo tiempo. Es un detalle interesante, muy bien pensado.
El arma principal del juego, la Katana, es nuestro elemento de defensa fundamental contra las oleadas de enemigos que nos agobian constantemente. Eventualmente, desbloquearemos la habilidad de devolver proyectiles en pleno vuelo y eso, créanme, ayuda considerablemente.
El dash también es una de las habilidades esenciales, pero, deberemos usarla con cuidado. Spamear desplazamientos y habilidades de movimiento no es una buena opción en este juego y cualquier descuido puede resultar en que tengamos que reiniciar el nivel.
El sistema de guardado es por “waypoints”, es decir, como ya mencionamos anteriormente, fallar resulta en el reinicio de los sub stages en los que se divide cada nivel. Algo que puede resultar molesto al principio, pero luego uno se acostumbra, supera la frustración y eventualmente consigue seguir adelante.
Otra de las cosas a destacar sobre la jugabilidad es que no existe una única solución para los puzles de desplazamiento y los enemigos pueden ser encarados desde múltiples ángulos. El juego no es tan lineal como parece y eso es algo a tener en cuenta.
Una grata sorpresa, de la que se habla muy poco.
Especialmente teniendo en cuenta que ha salido al mercado hace un par de semanas y que tal vez, haya sido injustamente opacado por otros pesos pesados de la industria. Pero que, sin embargo, sabrá hacerse un lugarcito entre uno de los mejores juegos del género.
Una propuesta desafiante, frustrante y divertida por partes iguales. No es para cualquiera. Es de esos juegos en donde la advertencia sobre luces estroboscópicas y ataques epilépticos cobra verdadero sentido. Vertiginoso y complejo. Es un juego que no da respiro y que, al principio, es un poco dificultoso para agarrarle la mano.
Las mecánicas parecen ser sumamente sencillas, pero conforme vamos avanzando en la trama, nos damos cuenta de que no es tan así. El Ghostrunner irá desbloqueando más habilidades, aparecen nuevos obstáculos, nuevos enemigos y la combinación de factores resultará en un lógico aumento en la dificultad.
La estética me resultó maravillosa y la banda sonora acompaña un montón para lograr la inmersión en un juego con una historia tan trepidante como lo son sus mecánicas y su impiadoso ritmo.
Es un juego bien balanceado, bien trabajado, bien pulido y que quizá, su único defecto sea la intensidad, aunque también su mayor cualidad. Como un arma de doble filo. Por momentos puede agotar un poco y eso es lo que más resta puntos a este gran título.
Sinceramente sorprendido y espero grandes cosas de estos desarrolladores para el futuro. Un juego que no es para cualquiera, pero que, sin lugar a duda, muchos deberían probar si disfrutan de la acción a raudales, los juegos de plataformas y lo puramente hardcore. Por cierto, para el final de esta review ya nos hemos muerto 659 veces.